Rebecca es una película de culto de Alfred Hitchcock de 1940. Ayer tuve oportunidad de verla en el Centro de Ocio Contempóraneo de Badajoz. Esta película recibió dos Óscars; uno a la mejor película y otro a la fotografía. Tuvo 11 nominaciones.
La película
Maxim de Winter es un aristócrata inglés, que está pasando una temporada en Montecarlo, un lugar que solía ser frecuentado en aquella época por la alta sociedad. Es viudo y muy atractivo. En los últimos tiempos parece estar viviendo un estado de misantropía tras la muerte de su mujer, Rebecca, y anda en solitario por el hotel de lujo en el que se hospeda en Montecarlo, pasando un período vacacional. Por allí, se pasea también una rica señora americana, que tiene a su servicio a una joven de aire angelical que conecta inmediatamente con Maxim cuando ambos entrecruzan sus miradas. Tanto es así que se casan.
Volver a Manderley, la mansión de Maxim, no entraba en sus planes, pero cuando se casa, decide volver a vivir allí con su nueva esposa. La mujer tendrá que lidiar con todo el personal que está al servicio de Maxim, incluida la "ama de llaves", quien tenía un estrecho vínculo y profunda admiración por Rebecca, la primera mujer de Maxim. A medida que avanza la película, la "presencia" de Rebecca se hace cada vez más intensa. La R de Rebecca está presente en cada rincón de la mansión, en cada objeto, en el gabinete, en las obras de arte que adornan la casa, y en la mente de todo aquél que pasa por Manderley. Una cruz que le cae a la guapa de Joan Fontaine, quien fue candidata al Óscar como mejor actriz por esta película, llevándoselo finalmente Ginger Rogers por Kitty Foyle.