viernes, 21 de febrero de 2014

Rebeca de Hitchcock o sobre las consecuencias de cargar con una R omnipresente


Rebecca es una película de culto de Alfred Hitchcock de 1940. Ayer tuve oportunidad de verla en el Centro de Ocio Contempóraneo de Badajoz. Esta película recibió dos Óscars; uno a la mejor película y otro a la fotografía. Tuvo 11 nominaciones. 

La película

Maxim de Winter es un aristócrata inglés, que está pasando una temporada en Montecarlo, un lugar que solía ser frecuentado en aquella época por la alta sociedad. Es viudo y muy atractivo. En los últimos tiempos parece estar viviendo un estado de misantropía tras la muerte de su mujer, Rebecca, y anda en solitario por el hotel de lujo en el que se hospeda en Montecarlo, pasando un período vacacional. Por allí, se pasea también una rica señora americana, que tiene a su servicio a una joven de aire angelical que conecta inmediatamente con Maxim cuando ambos entrecruzan sus miradas. Tanto es así que se casan. 

Volver a Manderley, la mansión de Maxim, no entraba en sus planes, pero cuando se casa, decide volver a vivir allí con su nueva esposa. La mujer tendrá que lidiar con todo el personal que está al servicio de Maxim, incluida la "ama de llaves", quien tenía un estrecho vínculo y profunda admiración por Rebecca, la primera mujer de Maxim. A medida que avanza la película, la "presencia" de Rebecca se hace cada vez más intensa. La R de Rebecca está presente en cada rincón de la mansión, en cada objeto, en el gabinete, en las obras de arte que adornan la casa, y en la mente de todo aquél que pasa por Manderley. Una cruz que le cae a la guapa de Joan Fontaine, quien fue candidata al Óscar como mejor actriz por esta película, llevándoselo finalmente Ginger Rogers por Kitty Foyle.



jueves, 6 de febrero de 2014

El amor a la vida: Erich Fromm en su última etapa


La primera vez que "tuve contacto" con Erich Fromm, fue en el Colegio, donde nos hicieron leer El arte de amar. Tengo buenos recuerdos asociados a ese libro y seguramente lo vuelva a leer después de haber leído El amor a la vida, un libro donde están recogidas diferentes conferencias que el autor impartió en el período de 1976 a 1979, justo hasta un año antes de morir, en 1980. 

En el libro, Fromm hace un repaso de la sociedad de la abundancia relativa y de la sobreabundancia. El hombre se ha convertido en un ser preocupado por tener, que suple su vacío existencial, por NO SER, con una sobreabundancia y consumo desmesurado propios de un alma ansiosa. Bastante interesante la reflexión que hace acerca de la avidez y los problemas de obesidad de este siglo. Igualmente, hace un repaso de lo que el matriarcado y el patriarcado han supuesto para la humanidad así como las diferencias "generalizadas" entre el amor de un padre y el de una madre. La idea general - y hago hincapié en esto, pues no es una sentencia que él haga y él mismo dice que hay casos contrarios - es que el padre no quiere a todos los hijos por igual y prefiere a aquél que más cumple sus órdenes, mientras que la madre quiere a todos sus hijos por igual.