lunes, 26 de enero de 2015

El día de la independencia de Richard Ford o sobre el inevitable paso del período de existencia al de permanencia


Lo cierto es, sin embargo, que sabemos poco de los demás y no podemos enterarnos de mucho más; aunque pasemos tiempo con ellos, oigamos sus quejas, montemos en la montaña rusa con ellos, les vendamos casas, nos preocupemos por la felicidad de sus hijos, pronto les veremos desaparecer para siempre. Unos perfectos desconocidos.

La novela

Frank Bascombe, el afamado periodista deportivo, es ahora, en esta segunda parte de la trilogía, un agente inmobiliario que pasa de los 40 años. Divorciado de Ann, con dos hijos - Paul y Clarissa - y un hijo muerto - Ralph -, sale con Sally, con quien mantiene una interesante y dispersa relación, sin implicarse en exceso, o sin implicarse como se suelen implicar todas las parejas habitualmente. Frank tiene una visión del mundo que parece haberla construido a partir de diferentes estudios estadísticos y sociológicos. Tiene cierta deformación profesional, pues en el sector inmobiliario, para poder realizar buenas ventas, se usa bastante la estadística y el personaje hace descripciones de su entorno y todo lo que ocurre como si todo fuera terriblemente previsible; según se espera por las estadísticas. La novela está narrada en primera persona.

jueves, 8 de enero de 2015

Trainspotting: elige "la vida" o elige "otra cosa"


Antes de navidades, volví a ver la película de Danny Boyle, Trainspotting. La había visto en la época estudiantil, es decir, hace como 10 años y en las navidades del 1996, mi hermana me regaló el libro de Irvine Welsh. Yo tenía 15 años y esa Nochebuena lo leí del tirón. Era mi época adolescente en la que solía leer muchos libros de drogas, manicomios y cárceles - seguramente, me hayan influido, je. Ese interés por lo desconocido típico de la etapa. El otro día me apeteció volver a ver la película porque sabía que después de haber experimentado la etapa laboral - en la que aún estoy inmersa y espero que hasta los 65 años (o antes, si me hago rica) - me llamaría la atención algo más de la peli; así fue de hecho. 


Fte.: http://www.mtholyoke.edu/
La película

"Elige la vida.Elige un trabajo. Elige una carrera. Elige una familia.  Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos baratos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?"
Mark Renton

lunes, 5 de enero de 2015

Relato 13 - Tías y sobrinas


Habían pasado catorce años desde la muerte del padre. Un tiempo suficiente para sacar muchas conclusiones vitales. Al final, aunque el año de la muerte sólo cenaron ellas tres en Nochebuena - Kira, su hermana y su madre -, estaba claro que justo ese trío era su núcleo familiar. Desde el 2001, las navidades se habían compuesto de diferentes situaciones. La mayoría de las cenas con parte de la familia materna y alguna que otra cena suelta con parte de la familia paterna. Trataban de volver a la normalidad con el tiempo. Aprendían a ser flexibles, tolerantes. Cicatrizaban sus heridas y daban oportunidades - o simplemente no se trataba de dar oportunidades sino de asumir - a aquellos de los que un día pensaron que no estuvieron a la altura. Con el tiempo, habían asumido y aceptado con calma y consciencia, cómo funcionaba el mundo. Justo hacía unos días, Kira había tenido una conversación con su amiga trigueña sobre algo a lo que había hecho referencia Alaska - "muestra tu grandeza siendo indulgente, cada uno hace lo que puede" -.

En esa dinámica, y después de un año de conflictos no promovidos, sino a los que les obligaban a reaccionar de alguna manera, Kira y su hermana aceptaron ir a una de esas comidas que de vez en cuando parte de sus primos por parte de padre organizaban. Ambas estaban por la labor de la conciliación con cierto sector de esos primos y por otra parte, les apetecía encontrarse con otros a los que hacía tiempo que no veían.

Después de tomar unas cervezas en la Plaza, bajo un maravilloso sol de invierno, se dirigieron a otro bar a comer. En medio del camino, se encontraron con una tía suya con la que también existían ciertas tensiones y se acercaron a felicitarle el año nuevo y darle un par de besos cuando su tía espetó a su hermana: "Te doy besos aunque no te los mereces".

La hermana de Kira se caracterizaba por no criticar nunca a nadie y se limitaba, desde siempre, a hacer su vida, y solucionarse sus cuestiones. Nunca se entrometía en vidas ajenas y era especialmente generosa; en el amplio sentido de la palabra. Qué hacer en ese momento. ¿Responder, seguir con la comida, irse a casa? Al final, siguieron con la comida pero Kira se acordó de esa novela de Gerard Durrell - "Mi familia y otros animales" -. Tal vez, se trataba de eso, sentido del humor y a seguir con sus vidas.