viernes, 22 de enero de 2016

Toma el dinero y corre de Woody Allen o sobre el torpe y neurótico Virgil Starkwell


Creo que hasta la fecha no he publicado nada en el blog de Woody Allen; un tipo del que me encantaría ser amiga. No pudo ser cuando en las navidades de hace un par de años vino a Badajoz con su banda a tocar jazz en directo - evidentemente, bromeo con esto -. Los que me conocen, saben que en ocasiones pronuncio frases del tipo "me gustaría ser su amiga" ante personas que me llaman la atención (aunque sean famosos, je).

Aunque mi terapia psicoanalítica fue muy dura - una vez, alguien me dijo que ir a un psicoanalista era como ir a un dentista y sacarse una muela sin anestesia (y no le faltaba razón) - una de las cosas positivas que me ha reportado es que cuando veo una película de Woody Allen, noto y percibo claramente que él ha pasado por esa terapia (y me gusta; quizá estoy pecando en este caso de vanidosa).

Toma el dinero y corre - o take the money and run, aprovechando que he retomado inglés y que estoy practicando conversation con una canadiense - es la primera película que dirigió Woody Allen, además de escribirla y protagonizarla. Escribió el guión en 3 semanas. Muy grande.

La película

Virgil Starkwell es un delincuente que fracasa en todas sus "hazañas". Tuvo una infancia dura - como era de esperar -. Woody juega mucho con eso de "la profecía que se cumple a sí misma". 

martes, 19 de enero de 2016

Relato 14 - Primos

Dieciséis años después de aquella muerte traumática, otro fatídico 18, el tío de Kira enfermó. A su hermana y a ella, el trauma les cogió cuando tenían 21 y 18 años respectivamente. Sus primos contaban esta vez con 30 y 33 años. Eran chico y chica. Su prima había vivido con Kira durante 4 años en el mismo piso, sin embargo, la relación con su primo era más distante; aunque ella siempre había tenido intriga y ganas de profundizar en la relación con él. Le generaba, involuntariamente, mucha curiosidad. 

El tío murió un frío jueves de enero. La muerte suponía una gran pérdida en la familia y particularmente para Kira, esa muerte representaba la pérdida de quien había sido considerado por ella, sin él saberlo, su segundo padre. Sin embargo, en esta ocasión, la muerte le sorprendió con una evolución de su consciencia. Antes de todo esto, Kira había pasado por diferentes procesos - entre ellos, una terapia psicoanalítica - y de las últimas prácticas que estaba desarrollando estaba la práctica del desapego. 

Kira estuvo arropando a sus primos. Sabía que cada persona está en una etapa en su vida y que cada uno, con su propia existencia, va sacando sus conclusiones vitales. Quería decirle a sus primos tantas cosas y a la vez, no quería avasallar ni mucho menos dotarles de un manual de instrucciones para la vida post mortem.

Le gustaría decirles que con el paso del tiempo la total entrega que habían mostrado hacia su padre siempre sería un bálsamo contra sus heridas; les diría que aquellos que en este momento ellos pensaban que no habían estado a la altura, ya tendrían suficiente con su propia pesadumbre y que, además, había que asumir cuanto antes que cada uno tiene su propia vida; les diría que expulsaran de su interior cualquier rencor que pudieran experimentar y que en ningún caso lo alimentaran; y que cuando estuvieran buceando en el drama, ordenaran a su córtex cerebral salir de allí cuanto antes. Que no perdieran su tiempo vital con lamentos, ni con inactividad, ni pasotismo, ni abulia, ni desencantos y que siguieran experimentando la vida con entusiasmo; abiertos a la sorpresa y siempre aprendiendo, con coraje y valentía.

Sin embargo, nada tendría que decirle a sus primos sobre la amistad. Hacía poco tiempo que Kira había leído algo sobre este tema. Una vez, le preguntaron a Buda, si las tres cuartas partes de la vida tendrían que ser la amistad y él repuso: "No, las cuatro cuartas partes de la vida tienen que ser la amistad"; y eso le enseñaron su tío y sus primos a Kira, que quien siembra, recoge. 

Nunca antes había observado de una manera tan plena, consciente y sentidamente la importancia de la amistad en la vida; y ésta fue una de las grandes conclusiones vitales que Kira extrajo en mitad del velatorio.

Lo escribe: Paz Hernández Pacheco


sábado, 9 de enero de 2016

Sumisión de Houellebecq o sobre cuando Europa se ha suicidado


Como algunos de los lectores del blog saben, Houellebecq es uno de mis autores favoritos contemporáneos. Las partículas elementales, Lanzarote y El mapa y el territorio son algunos de los libros que han aparecido por la Pecera, aunque hace más años - cuando no existía este blog - leí del autor Plataforma y Ampliación del campo de batalla. 

Tenía muchas ganas de leer Sumisión, por el propio Houellebecq, fundamentalmente, y también por curiosidad, ya que el día que se estrenó el libro, fue el atentado en el semario satírico francés Charlie Hebdo; precisamente, la revista había dedicado a Houellebecq la caricatura de la primera página y otras más de ese número.

La novela
François es un profesor universitario cuarentón - o cuarentazo - que lleva una vida rutinaria, impartiendo clases en la Sorbona, en París. Su vida sexual se limita a historias breves que casi siempre terminan con la chica pronunciando la frase "he conocido a alguien". Myriam es una judía con la que tiene encuentros esporádicos, veinteañera y que sabe satisfacerle bien; el chollo se le acaba cuando la Hermandad Musulmana gana las elecciones, pactando con el partido socialista y desbancando al Frente Nacional en la segunda vuelta. Los judíos se marchan de Francia a vivir a Israel y aunque Mohammed Ben Abbes, el líder del nuevo partido, es moderado, comienzan a producirse importantes cambios en el país como una conversión generalizada al islam de los profesores universitarios. Los petrodólares permiten triplicar el sueldo a los profesores universitarios, con la condición de que estos se conviertan al Islam y a François se le presenta un dilema. ¿Jubilarse con su sueldo íntegro o convertirse con un sueldo triplicado y con la posibilidad de practicar la poligamia, pudiendo tener entre sus mujeres a alumnas jovencitas y macizas? Es el año 2022 y Europa se ha suicidado.