domingo, 6 de octubre de 2013

Christiane F: We can be heroes, just for one day


Cuando era adolescente, tuve ocasión de leer Christiane F, una novela escrita por los periodistas Kai Hermann y Horst Hieck en 1978. Luego, el director, Ulrich Edel, hizo la película. Hace pocos años atrás, cuando diferentes periódicos españoles sacaban películas para coleccionar - no sé si todavía lo siguen haciendo -, se distribuyó justamente esta película alemana de culto, de 1981, ambientada en el Berlín de finales de los 70, cuando el glam y la heroína estaban de moda. He vuelto a verla de nuevo, porque el otro día me apetecía volver a escuchar y ver, la música y la interpretación de Bowie; inevitable escuchar Heroes y no acordarse de esta película, que en mi opinión, supera a Trainspotting. 



La película

La película narra la historia de Cristina F, una chica de 14 años, cuyos padres se han divorciado, inteligente pero especialmente sensible - y cuando digo sensible, me refiero al verdadero significado de sensibilidad - cuyo ídolo musical es David Bowie. Tiene sus vinilos y hay una anécdota en la que el nuevo novio de su madre, sabiendo este dato, le regala un disco de Bowie para hacerse su "amigo" y ella ya lo tiene. Eso que tradicionalmente se suele resumir en "oye campanas pero no sabe dónde". Cristina tiene una hermana, que decide irse a vivir con el padre, así que a ella le toca quedarse con su madre y soportar la invasión soterrada que va haciendo el novio de su madre. No obstante, hay vida fuera de la casa, y Cristina tiene una de esas amigas que por ser empollonas, son típicamente bien vistas por cualquier padre. Se llama Kessi. Kessi servirá de excusa para engañar a la madre. Sin embargo, resulta que Kessi, con todo lo empollona que es, está muy avanzada en lo que a vida social se refiere y un día invita a Cristina a que vaya a Sound, la discoteca más moderna de toda Europa. Allí Cristina conoce a Detlef y tras una noche especial, regada de zumo de cereza y el primer porro, todos corren por las calles de Berlín con la música de Heroes de fondo, sientiéndose libres, o héroes, por un día, o al menos, una noche. Lo que viene después, se puede intuir. Porros, tripis, lsd, valium y la dama blanca. Esta última será quien arruine la vida a todos esos jóvenes que solían repetir una y otra vez "yo controlo".

Los personajes

  • Cristina F (Natja Brunckhorst): Cristina es una chica de 14 años, inteligente, guapa, con una apariencia repleta de delicadeza, sensible y seguramente, llena de talento, pues esconde grandes inquietudes ya desde su adolescencia, pero con otras características, que a cualquiera podrían conducirle a la completa ruina. Cierto es que la adolescencia, es un período complicado, en el que se está formando la personalidad del individuo y uno quiere sentirse parte del grupo. Sin embargo, y dependiendo del tipo de apego que hayas desarrollado, uno tiene más o menos riesgo de dejarse llevar en mayor o menor grado por lo que haga el grupo. Cristina ya ha conocido en sus carnes, que el amor se acaba. Sus padres están divorciados. Su madre tiene un nuevo novio y su grado de madurez aún no está suficientemente desarrollado como para poder asumir que su madre, además de madre, es mujer; así que el hecho del nuevo novio, al que ella parece ver como la competencia por el amor de la madre, le conduce irremediablemente, al alejamiento de su madre, además de por la típica sensación de incomprensión que casi todo el mundo experimenta en esta etapa de la vida. Además, su hermana, con la que parece tener una bonita relación, ha decidido irse a vivir con su padre, con lo que ella se queda sola con su madre y el novio de ésta, Klaus. Su amiga Kessi será quien le permita vivir lo que hay fuera de la casa. Cristina va a la discoteca Sound, bebe zumo de cereza y experimenta las primeras sensaciones alucinantes que cualquier persona entusiasta con cierto grado de melomanía puede experimentar. LLegan momentos cumbres, el concierto de Bowie en Sound, las primeras risas y encuentros íntimos con Detlef, los estados pletóricos provocados por las drogas, el sentimiento de pertenencia al grupo, las sensaciones de pseudolibertad y todo ese cocktail que haría que cualquiera a su edad y con su contexto, sucumbiera de lleno hacia el pozo más profundo.
  • Detlef (Thomas Haustein): es el típico chico guapo adolescente que le gustaría a cualquier chica con un poquito de buen gusto, y más a esas edades. Viste bien, parece educado, tiene cierto halo de timidez o de misterio que le hacen más interesante y parece que sabe divertirse. Desde que ese chico sale en la pantalla, se ve que está hecho para Cristina, al menos en esa fase adolescente, en la que ambos parecen compartir hobbies, gustos musicales e incluso forma de vestir. Es ese chico que Cristina podría identificar con la letra del grupo Nadadora, esa parte que dice "quiero vestir igual que tú". Es ese chico que ha sido algo más precoz que Cristina en cuanto a las experiencias psicotrópicas y al que Cristina querrá imitar hasta el último extremo. Claro que Detlef no es un precursor, tiene muchos amigos que ya están muy enganchados a todo tipo de drogas, como Axel. 
  • Kessi (Daniela Jaeger): Kessi es la amiga empollona de Cristina. A los ojos de la madre de Cristina, no hay ningún problema si Cristina se queda a dormir en casa de Kessi. Típicos prejuicios de los padres que en realidad no saben nada de los hijos. Es como esa estrofa de Extremoduro - "Y qué le importa a nadie cómo está mi alma, más triste que el silencio, y más sola que la luna, y qué importa ser poeta, o ser basura". Ningún padre suele sospechar que alguno de sus hijos adolescentes esté experimentando ninguno de esos sentimientos. Casi todos están muy ocupados con su vida diaria y cargados de estereotipos como para darse cuenta de esta cuestión. Kessi es una asidua de la discoteca, y por supuesto, de la sala privada de cine que está dentro de la discoteca donde los adolescentes se meten mano y ya ha probado las drogas. Sin embargo, uno de los días en los que espera el metro de por la mañana junto a Cristina, la madre de Kessi justo sale de ese metro en la estación, descubre que le han engañado - Kessi dijo lo mismo en casa, que dormía con Cristina - y acusa a Cristina de haber pervertido a su hija, desapareciendo Kessi desde este momento, de la escena nocturna. Tal vez este encuentro fortuito, la salvó. No obstante, su madre seguiría creyendo que son los demás los que pervertían a su hija.
  • Babsi (Christiane Reichelt): es otra adolescente que aparece en la película justo el día en que Cristina ha tenido su primer encontronazo con Detlef y está en plan "destroyer" pululando por la disco Sound. Si Cristina parece estar algo desencantada con el mundo y se limita a dejarse llevar, quizá Babsi lo esté en un grado mucho más elevado. Con sus 14 años es una total nihilista. En el momento que conoce a Cristina ya está fumando heroína. Irremediablemente, saldrá en los periódicos berlineses como "otra joven adolescente víctima de las drogas".
Siempre me ha generado bastante interés lo relacionado con el mundo de las drogas, pero si no es tu caso, sólo por escuchar la gran banda sonora que acompaña a toda la película, con David Bowie a la cabeza, merece la pena. Si a ello le sumas la sordidez que inunda toda la película, el ambiente glam de Berlín de finales de los 70, los planos del metro, de los lavabos públicos y todo tipo de ambientes claustrofóbicos, yo diría que ésta es una película casi obligatoria para cualquier persona a la que le guste el cine, y por supuesto, para padres con hijos pequeños y/o adolescentes; aunque la moda de la heroína ya pasó. Esperemos que no vuelva, como ha vuelto el Gin Tonic.



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