miércoles, 18 de enero de 2023

"Sé a donde voy" de Michael Powell y Emeric Pressburguer o sobre la aristocracia de espíritu

Por casualidad, el otro día se me cruzó un tuit de @EGMaiquez sobre la película "Hacia dónde voy" de Michael Powell y Emeric Pressburguer. Recogía una entrada que Enrique había publicado en el debate y que puede leerse aquí. La primera vez que tuve la suerte de poder escuchar a Enrique fue en un conferencia que hizo con la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno que llevaba por título "La aristocracia de espíritu en el mundo de hoy". Puede escucharse aquí. Era el año 2020. Estábamos en pandemia. Alguna ventaja obtuve; como ésta de poder acceder a esta conferencia cuando pasábamos más tiempo en casa. La idea de la aristocracia de espíritu hace bastantes años que me interesa. Me suelo repetir también en twitter y hace poco, después de ver la película, volví a recoger este artículo. Suelo releerlo puntualmente a ver si se me pega algo. Me gusta especialmente este extracto: 

"El aristócrata ultraja la medianía, abrasa lo comedido, ruge bajo el fango. Quiere descender hasta lo insondable y ascender hasta lo exquisito, caer en el pecado y blandir la rectitud. Un aristócrata de espíritu debe estar dispuesto a ser degradado por el pueblo ajibarado, cuyas sentencias son fruto de la sensata indolencia; debe aspirar a ser depuesto del seno de la igualdad democrática; maldecido por el sentido común del eunuco; repudiado por la débil voz de la mayoría, ronca de aclamar proclamas humeantes. Debe regodearse en las marismas del desenfreno para conocer la virtud, es parte del vaivén que sacude su alma; un Don Juan que se sitúa en otro ámbito de la existencia que le permite errar, sangrar y herir, eximir el pecado de quien no desea vivir una vida plena para no temer y temblar. Y así llegará al Ser, sacrificando la comodidad y la tentación de un mundo de latón, enfrentándose a su tiempo para ser su tiempo".


¿Y qué tiene que ver todo lo anterior con la película?

Desde que era pequeña, y no desvelo nada pues esto queda claro nada más empezar la película, Joan Webster, hija de un banquero, supo lo que quería. O eso parecía. Su progreso vital muy interrelacionado con la ambición; que en su justa medida, es buena y necesaria, claro. Ya es adulta y va a casarse con un millonario. Bastante mayor que ella pero el más rico del país. La boda se celebra en una isla escocesa. Para llegar a ella, deberá realizar un trayecto largo y finalmente cruzar a la isla. Sin embargo, la espesa niebla será un impedimento. Se quedará atrapada unos días en casa de una mujer de las que yo llamo terrenales. Con su gran punto salvaje. Auténtica, fuerte y abrumadoramente honesta. En la misma casa, está Troquil Macneil, señor de Kiloran. Empobrecido propietario de la isla que representa la esencia de la aristocracia de espíritu. 

Las localizaciones de esta película se rodaron en la isla de Mull y alrededores; en lugares como Carsaig Bay, Moy Castle, Duart Castle, Torosay Castle o las aguas que hay entre las islas de Scarba y Lunga. 

Cine de los años 30 y 40, en blanco y negro. Dirigida por Michael Powell y Emeric Pressburger. 


Imagen - Duart Castle lugar de rodaje en I know where I’m going. Imagen de Víctor González, de Flickr.

Los personajes

Joan Webster (Wendy Hiller) - la protagonista de la película. ¿Hasta dónde puede llegar una persona por lograr un objetivo final que incluso puede que no sea su verdadero objetivo? ¿Cómo de importante es pararse a identificar los propios valores y priorizarlos? ¿Qué priorizamos entre dinero y amor?