lunes, 24 de abril de 2023

"Lunas de hiel" de Polanski: una visión psicoanalítica

Este viernes estuve viendo una película documental de Polanski. En concreto, Confesiones de Roman Polanski que dirigió Laurent Bouzereau en 2011. En ella, Polanski habla con su amigo Andrew Braunsberg sobre su vida desde su casa de Suiza. La infancia del director, su detención en 2009 por un episodio que ocurrió en 1977, las conexiones de su obra con su vida y otras cosas que me parecieron bastante interesantes.

Polanski nació en París, en 1933, cuando Hitler ascendió al poder. Su familia era polaca. Judíos no practicantes. En 1936 decidieron volverse a instalar en Cracovia. Aunque la madre de Polanski era de origen ruso y sólo medio judía y tanto su padre como su madre eran agnósticos y no habían dado una educación religiosa a sus hijos, en el 1939, un edicto obliga a los judíos a portar una estrella de David en el brazo y ellos, también son obligados a llevarla. Luego tendrán que trasladarse al gueto judío de la ciudad. En el gueto, van creciendo las redadas y en una de ellas, se llevan a su madre, que morirá en una cámara de gas. Desconocía este hecho. Impresiona ver cómo Polanski va narrando todo en el documental y cómo le va cambiando la cara desde el punto de vista de las emociones según las historias que va narrando. Pero bueno, esta entrada, no va dirigida a hablar sobre ese documental que ha sido la base de lo siguiente. 

Había visto algunas películas de Polanski. Como Repulsión, China Town, El Pianista, Un Dios Salvaje - de ésta dejé una reseña una vez en este blog -  y alguna más por ahí que no recuerdo. Aunque me lo habían comentado antes, no recordaba un dato que me llamó la atención; que la mujer de Polanski es Emmanuelle Seigner. He visto poco cine de ella pero sí había escuchado temas musicales y visto algunos vídeos. Me parecía una mujer cuanto menos enigmática aunque mucho más que eso. Dice Polanski en el documental que a Emmanuelle lo que más le gusta es su faceta musical. 

Así que bueno, una tuitera me recomendó una peli. "Lunas de hiel". Vi el reparto. Estaba Emmanuelle así que me decidí a verla. 

Lunas de Hiel

Película dirigida y producida por Polanski en 1992. Nigel y Fiona son un matrimonio sin hijos que lleva 7 años juntos. Clásicos británicos. Están haciendo un crucero que les lleva a la India. En el barco, Nigel conoce a Mimi. Una francesita voluptuosa, hermosa y con un halo de perversión. Después de quedar impactado por ella, conoce a Óscar. Un escritor americano que resulta ser el marido de Mimi y que está postrado en una silla de ruedas. La conversación que mantienen estos dos hombres sobre Mimi es muy explícita y potente. A partir de ahí, Nigel se verá periódicamente en el barco con Óscar y éste le irá relatando la historia de amor que lleva viviendo con Mimi desde el día en que se conocieron. En paralelo, Nigel se cruzará por momentos con Mimi que ejercerá un magnetismo inevitable en el aparente hombre "correctísimo" que es Nigel. Fiona por su parte, tendrá que observar cómo su marido va cada día a pasar tiempo con Óscar y el interés que Mimi despierta en su marido. Celos pero puede que también cierta indiferencia y hastío.

Una visión psicoanalítica a través de los personajes

Nigel (Hugh Grant) - Marido de Fiona. Joven, guapo, un poco insulso y aburrido. Lleva 7 años de matrimonio con Fiona. Probablemente, se decidieron a realizar un viaje en crucero y a la India por todas esas exploraciones que muchas veces se hacen para ver si xyz. Políticamente correcto. Parece tener asumido que Fiona es su destino y vive así. En la supuesta calma del matrimonio que empieza a consolidarse. A su estado de insatisfacción se le une una latente atracción por una mujer que sí parece estar viva y que desprende sensualidad. Mimi. Esa francesa voluptuosa que bebe whisky y baila en el bar del barco en solitario. Curioso que de entrada, en una conversación con Mimi, especifique que es un patoso bailando y que no sabe bailar, y cómo supera este complejo (justificadísimo) en una escena final que le lleva a hacer cualquier cosa que sea necesaria (bailar) con tal de poder acercarse y si es posible, besarse con Mimi. Su lado racional y educado - su superyó - se escandalizará cuando Óscar le va relatando la relación tormentosa vivida con Mimi. Pero su parte visceral - el ello - le seguirá llevando una y otra noche al camarote de Óscar para que le cuente toda la tormenta que ha sido la relación con Mimi. 

Fiona (Kristin Scott Thomas) - La mujer de Nigel. Una belleza clásica. Un cuerpo esbelto. Aunque se quiere autoconvencer que el matrimonio es eso que ella vive y que está bien así, en realidad está igualmente insatisfecha. Aburrida. Depositando esperanzas en ese viaje a la India. De cara a la galería todo bien. Sin embargo, y como se verá en la escena final, subestimada por su marido e infrautilizada. Si es que se puede hablar de "utilizar" cuando nos referimos a una persona. Si ven la película, entenderán a qué me refiero. Ese momento final de baile de Nochevieja me pareció el momento cumbre de la película. No recuerdo una escena que me generara tanta sorpresa y me resultara tan absolutamente inesperada como ésa; que pasa a incluirse en mi memoria sentimental cinematográfica.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Rompiendo las olas de Lars Von Trier o sobre la pura capacidad de amar

Ayer tuve la oportunidad de ver la película “Rompiendo las olas” del director danés de cine Lars Von Trier. Rodada en el año 1996 y de 159 minutos de duración que no se me hicieron largos.

Bess es una joven dulce e ingenua que vive en un pueblo - puritano en lo religioso - de la costa de Escocia. Jan es un hombre aparentemente vividor y mundano; y cuando escribo mundano, me acuerdo de Gep Gambardella y La Gran Belleza. También, aparentemente mundano pero profundo.

Bess y Jan se casan y no voy a desvelar más de la película. Esa escena en el servicio del banquete de la boda ya deja entrever quién es Bess. Tengo teorías sobre que en las parejas suele haber uno que es el amante y otro que es el amado. El predominantemente dador y el predominantemente receptor. Me debato sobre ¿qué es mejor? ¿Ser amante o ser amado? Siempre he defendido la postura de ser amante. Considero que no hay mayor desgracia que no ser capaz de amar. Llámame romántica. Hace muchos años que pienso y observo sobre esto. Con esta película, vuelve mi debate interno. Bess es la amante. ¿El amor todo lo puede? Apuesto a que sí pero,  ¿quién tiene la capacidad de amar de Bess? Qué poca gente conozco. Esa entrega. Pero dónde está también ese punto entre amar al otro y autocuidarse. Tengo la idea de que siempre gana el que más ama, aunque se muera. Una vez lo dejé reflejado aquí pero ¿amar está sobrevalorado? En realidad, diría que existe un prototipo de “persona amorosa”. Persona que vive predominantemente en ese nivel y casi que le resulta inevitable no hacerlo. Ha nacido para amar. Ésa es Bess. Amor hacia Jan pero también, derroche de amor por los cuatro costados. Qué bien hace ese papel la protagonista. La mirada de una niña en la cara de una adulta. La ilusión y el loco entusiasmo amoroso. La dedicación de tiempo. La felicidad absoluta con la mera existencia del otro. La renuncia que no es vivida como renuncia porque le basta la presencia del otro. Mucha potencia. Mucha emoción. Terminé conmocionada y aún me dura.

Lo escribe: PAZ HERNÁNDEZ PACHECO

miércoles, 18 de enero de 2023

"Sé a donde voy" de Michael Powell y Emeric Pressburguer o sobre la aristocracia de espíritu

Por casualidad, el otro día se me cruzó un tuit de @EGMaiquez sobre la película "Hacia dónde voy" de Michael Powell y Emeric Pressburguer. Recogía una entrada que Enrique había publicado en el debate y que puede leerse aquí. La primera vez que tuve la suerte de poder escuchar a Enrique fue en un conferencia que hizo con la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno que llevaba por título "La aristocracia de espíritu en el mundo de hoy". Puede escucharse aquí. Era el año 2020. Estábamos en pandemia. Alguna ventaja obtuve; como ésta de poder acceder a esta conferencia cuando pasábamos más tiempo en casa. La idea de la aristocracia de espíritu hace bastantes años que me interesa. Me suelo repetir también en twitter y hace poco, después de ver la película, volví a recoger este artículo. Suelo releerlo puntualmente a ver si se me pega algo. Me gusta especialmente este extracto: 

"El aristócrata ultraja la medianía, abrasa lo comedido, ruge bajo el fango. Quiere descender hasta lo insondable y ascender hasta lo exquisito, caer en el pecado y blandir la rectitud. Un aristócrata de espíritu debe estar dispuesto a ser degradado por el pueblo ajibarado, cuyas sentencias son fruto de la sensata indolencia; debe aspirar a ser depuesto del seno de la igualdad democrática; maldecido por el sentido común del eunuco; repudiado por la débil voz de la mayoría, ronca de aclamar proclamas humeantes. Debe regodearse en las marismas del desenfreno para conocer la virtud, es parte del vaivén que sacude su alma; un Don Juan que se sitúa en otro ámbito de la existencia que le permite errar, sangrar y herir, eximir el pecado de quien no desea vivir una vida plena para no temer y temblar. Y así llegará al Ser, sacrificando la comodidad y la tentación de un mundo de latón, enfrentándose a su tiempo para ser su tiempo".


¿Y qué tiene que ver todo lo anterior con la película?

Desde que era pequeña, y no desvelo nada pues esto queda claro nada más empezar la película, Joan Webster, hija de un banquero, supo lo que quería. O eso parecía. Su progreso vital muy interrelacionado con la ambición; que en su justa medida, es buena y necesaria, claro. Ya es adulta y va a casarse con un millonario. Bastante mayor que ella pero el más rico del país. La boda se celebra en una isla escocesa. Para llegar a ella, deberá realizar un trayecto largo y finalmente cruzar a la isla. Sin embargo, la espesa niebla será un impedimento. Se quedará atrapada unos días en casa de una mujer de las que yo llamo terrenales. Con su gran punto salvaje. Auténtica, fuerte y abrumadoramente honesta. En la misma casa, está Troquil Macneil, señor de Kiloran. Empobrecido propietario de la isla que representa la esencia de la aristocracia de espíritu. 

Las localizaciones de esta película se rodaron en la isla de Mull y alrededores; en lugares como Carsaig Bay, Moy Castle, Duart Castle, Torosay Castle o las aguas que hay entre las islas de Scarba y Lunga. 

Cine de los años 30 y 40, en blanco y negro. Dirigida por Michael Powell y Emeric Pressburger. 


Imagen - Duart Castle lugar de rodaje en I know where I’m going. Imagen de Víctor González, de Flickr.

Los personajes

Joan Webster (Wendy Hiller) - la protagonista de la película. ¿Hasta dónde puede llegar una persona por lograr un objetivo final que incluso puede que no sea su verdadero objetivo? ¿Cómo de importante es pararse a identificar los propios valores y priorizarlos? ¿Qué priorizamos entre dinero y amor?