lunes, 17 de diciembre de 2012

Carnage: ¿Somos crueles y salvajes?

«Vivimos en Nueva York, no en Kinshasha; 
con las costumbres de la sociedad occidental 
así que lo que ocurre en un parque junto al puente de Brooklyn,
 tiene que ver con los valores occidentales.»

Esta entrada va dedicada a una de las mejores películas que he tenido la oportunidad de ver últimamente. Un Dios Salvaje - Carnage, 2011 - , del cineasta polaco Roman Polanski, cuyo guión fue escrito por el director junto a la autora de la obra - Yasmina Reza - casualmente, mientras éste estuvo de arresto domiciliario en su chalet de Gstaad. 

Las convenciones sociales y lo políticamente correcto son el pan nuestro de cada día. No hay más que ver que si cualquier líder de opinión o persona influyente, en algún momento se sale del guión "establecido", un gran sector de la población, se escandaliza y se echa las manos a la cabeza. Sólo hay que darse un paseo por twitter para observar cómo nos hinchamos de opinar, criticar y hasta juzgar los comportamientos de los demás - que se salen del guión - , sin, en muchas ocasiones, hacer algo de autocrítica. 

La paternidad, el comportamiento con los hijos, la sobreprotección de los mismos, los modales y la vuelta a lo primitivo, el superyó y el ello de Freud, el cinismo de las apariencias, etc. son los temas sobre los que gira esta película, que trascurre en un único escenario; un piso en Nueva York.


 
Dos matrimonios, de los que se podría etiquetar como "modernos" y "civilizados" se reúnen en el piso de uno de ellos con el objetivo de intentar arreglar de forma civilizada una pelea en la que se han visto involucrados sus respectivos hijos; uno le rompió los dientes al otro. Los padres de la víctima - los Longstreet, encarnados por Jodie Foster, activista histérica y John C.Reilly, el marido florero - invitan a los del otro niño - los Cowan, Kate Winslet, y Christoph Waltz - a tomar algo para intentar arreglar el conflicto.


En el inicio de la reunión, la amabilidad, los buenos modales y la falsa modestia son las actitudes que predominan. La hipocresía, la contención con la que se comunican ambos matrimonios y la falsa compostura se comienzan a intuir desde el principio. Sin embargo, la violencia de los hijos es un reflejo de la violencia interior que guardan los padres. A medida que pasa el tiempo, las discusiones van transformándose, subiendo de tono y van desvelando los sentimientos primitivos que ambos matrimonios experimentan entre sí, además de revelar los problemas internos de las parejas, la fragilidad de las relaciones, pasando, finalmente, el conflicto de los hijos a un segundo plano.

Aunque la película es rodada en un único escenario, en mi opinión, resulta muy fluida y refleja de forma bastante ilustrativa los dilemas y conflictos que ocurren en la vida de cualquier ser humano perteneciente al llamado mundo "desarrollado". Polanski quiere mostrar el comportamiento egoísta y falsamente civilizado de cualquier occidental de hoy y lo consigue de forma abrumadora.

Los actores impecables y totalmente creíbles. Cada personaje está perfectamente definido y todos son distintos. Christoph Waltz, un cínico hombre de negocios, quizá sea el mejor aunque todos protagonizan grandes papeles. Lo interesante de la película es que todos los actores van mutando desde un estado inicial "civilizado" a un estado más primitivo y salvaje;  tal vez Christoph Waltz encarne al personaje menos hipócrita, que en la sociedad actual, sería mal visto y clasificado como egoísta, ambicioso e insensible. 

Es interesante además ver cómo el enfrentamiento inicial entre matrimonios pasa a convertirse en un enfrentamiento entre sexos para  finalmente experimentar en solitario el aislamiento y la incomprensión. 

Los personajes
  • Penélope (Jodie Foster): Se toma todo demasiado en serio. Es la más políticamente correcta, el prototipo de la mujer íntegra. Una mujer estirada que trabaja en una librería pero escribe un libro sobre el sufrimiento en África. Es como el tribunal de los derechos humanos. Es la "abogada de la causas pobres". Se sorprende con el matrimonio que les visita pues no comprende que, según sus prejuicios, no se preocupen del sufrimiento humano, lo terrible que es todo y los problemas del mundo.
  • Michael (John C. Reilly): el marido florero de Penélope. Si grandes ambiciones, vive su vida, no se pronuncia, suele dejar las decisiones en manos de Penélope. Es pasivo e inicialmente entrañable.
  • Alan (Christoph Waltz): el hombre de negocios ambicioso, cosmopolita y adicto al móvil. Desde el principio de la película no esconde que le importa poco el conflicto para el que se han reunido, sin embargo, sí que usa todas las artimañas posibles - en sus conversaciones telefónicas - para poder escalar en su carrera profesional.
  • Nancy (Kate Winslet): guapa, discreta y trabajadora madre de familia. Aparentemente acepta su rol; al avanzar la película, deja ver las represiones a las que está sometida y sus deseos de hacer otras cosas o de tener otra vida.

 


3 comentarios:

  1. Si no recuerdo mal,estuvimos viéndola el mismo día,que también es casualidad!Me gustó más que la obra de teatro,supongo que por la aportación de los cuatro protagonistas y del prescrito pedófilo(es curioso como el hecho de ser un "artista" provoca en la sociedad una mayor comprensión con determinados comportamientos no aceptados ni aceptables para la mayoría,como emborrachar a una adolescente para mantener relaciones con ella,casarte con tu hijastra...)
    Genial análisis del film,tan bien escrito como siempre P,b

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  2. Sí, mismo día :-) Muchas gracias Carlos. Sobre lo q dices, es cierto cómo pasamos más la mano...veáse Ortega Cano, jijij.¿O es q en el fondo todos podemos hacer todo siempre q tengamos un motivo y unas circunstancias oportunas? Ay! el instinto animal, je.B, C

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