sábado, 5 de noviembre de 2016

Patria de Fernando Aramburu o sobre cuando las consignas y la pertenencia al grupo pueden arruinarte la vida


Justo hace un rato, he terminado de leer "Patria" de Fernando Aramburu. Una novela imprescindible que refleja la deriva fascista de una parte del País Vasco, la cultura del abertzale y su más que frecuente desembocadura final en ETA. Lo que ocurrió en el País Vasco en los últimos 40 años visto a través de dos familias de euskaldunes, cuyos miembros, durante muchos años. fueron íntimos amigos, y que, el fascismo etarra - y otras muchas pasiones humanas, como el orgullo - separó. El padre de una de ellas, el Txato, un empresario asesinado y el hijo de la otra familia, Joxe Mari, chicarrón abertzale y visitante habitual de la herriko taberna, que pasó a ser miembro activo de ETA. 

Hace un tiempo que vi un documental llamado Bertsolari, por el que pude conocer una parte de la cultura vasca y sus raíces; me llegó muy dentro. Y me ha vuelto a pasar con este libro, con el que por cierto, más de una vez a lo largo de su extenso recorrido de 643 páginas, he derramado alguna que otra lágrima. Minuciosa, sin orden cronológico pero con orden emocional y sin caer nunca en la dulcificación o resultar empalagosa. Me ha recordado a mis sesiones de psicoanálisis en que había que limitarse a contar escenas de la vida cotidiana y diálogos, que iban y venían por asociación libre. Eso parece que hace el autor, a través de una aparente asociación libre - que en realidad seguro que está muy meditada - va desgranando todo lo que pasa entre las dos familias, dando saltos adelante y atrás en el tiempo.

Los personajes

Miren - La matriarca de la familia del etarra. La  madre de Joxe Mari - el etarra - pero también de Gorka y Arantxa. La mujer de Joxian. La madre que sería el paradigma de "la que manda en casa es la mujer" llevado a un extremo. Es la que "lleva los pantalones", la que es capaz de adherirse sin miramientos al fascismo y "la causa de la lucha armada" como excusa soterrada que dignifica a la figura del hijo etarra y la convierte en héroe de su patria. La madre cuya radicalización llega a un punto que su marido y sus hijos le tienen miedo; hasta el extremo de que cuando Joxe Mari lleva 17 años en la cárcel y la soledad del aislamiento empieza a secarle y reblandecerle, y el arrepentimiento sobrevuela por el cielo de su celda, la madre resulta ser una traba mental para el hijo. Y es que después de haber estado visitándole una vez al mes a la cárcel durante todos esos años, desde el País Vasco hasta Andalucía, haciendo viajes interminables y fatigosos en autobús, y permaneciendo todo ese tiempo inquebrantable y presumiendo de hijo fuerte que ama y está entregado a la patria, ¿cómo podría Joxe Mari atreverse a confesarle su arrepentimiento?

Joxian - El padre de Joxe Mari, Gorka y Arantxa, el que fue amigo íntimo del Txato, con el jugaba al mus en el Pagoeta y salía a practicar ciclismo los domingos; el trabajador de la fundición, el hombre de pocas palabras, el que tiene fuerza física pero poca fuerza mental y el que cuando comienzan a aparecer pintadas en el pueblo sobre "Txato traidor" dejará de hablar con el Txato. Cobarde con su amigo y cobarde con su mujer, a quien no es capaz de pararle los pies y delante de quien no se atreve a llamar a las cosas por su nombre. La huerta y el vino serán sus refugios.

Arantxa - La hermana de Joxe Mari y Gorka. De entre todos, si tuviera que elegir, creo que sería mi personaje favorito. El alma lúcida de la familia, la librepensadora, la que sí sabe llamar a las cosas por su nombre, la que se atreve a casarse con un señor llamado Guillermo de familia procedente de Castilla y León, que no habla euskera y que es repudiado y despreciado por su madre, Miren. La que tiene dos hijos con Guillermo, de nombres Endika y Ainhoa. La que sufre un ictus y queda "encarcelada" dentro de su cuerpo y en una silla de ruedas; y esas frases cortas y demoledoras escritas en su Ipad para comunicarse. Y un corazón grande y generoso escondidos dentro de una racionalidad y lcuidez asombrosas.

Gorka - El "kartufo", el hermano "blando" de Joxe Mari, el que es amigo de la soledad y los libros, el que mejor domina el euskera. Mucho tiempo durmió en la habitación con Joxe Mari - rodeado de posters de Gora ETA y con la escultura de la serpiente y el hacha en la mesilla -, otro tanto se vio obligado a tener que acudir a las manifestaciones de los abertzales - los pueblos y las presiones sociales y que le dejaran "en paz" - pero la escritura le salvó. El premio a uno de sus poemas - 10.000 pesetas - le hicieron pasar de ser el despreciado dentro de la familia y en el pueblo al escritor que contribuiría a que el euskera pasara a la posteridad; o a menos eso le pidió explícitamente el cura del pueblo. Gracias a la escritura, pudo salir a respirar fuera del pueblo, acabó en Bilbao y experimentó el amor con Ramontxu. 

Joxe Mari - el etarra. El que cuando era adolescente jugaba al balonmano e iba a la Herriko Taberna. El que no pensaba y se reía de su hermano Gorka, de su "flojera" corporal y del tiempo que pasaba éste con los libros. Seguramente, Joxe Mari no lo necesitaba; era alto, corpulento, atlético y respetado en sus círculos. Y fue metiéndose en la cultura abertzale, incluso desde la posición del "bárbaro". Más allá de las ideas políticas, él pareció interiorizar que lo importante era la liberación de Euskadi, mezclando churras con merinas y simplificando en exceso. Y luego, en su celda, aprendió a pensar. Y es que la soledad ayuda a los hombres a volverse serenos y reflexivos, como bien recoge una parte del libro. 

Bittori - La mujer del Txato y la madre de Xabier y Nerea. La que iba con Miren a misa los domingos y con quien tomó muchos cafés un tiempo. La que asesinado el Txato subía mucho tiempo a su tumba a "hablar con él" e informarle de los acontecimientos. La que se guardó mucho para ella, la que tuvo que resignarse e irse a vivir a San Sebastián, pero la que cuando ETA anunció que abandonaba las armas, tuvo el valor de ir volviendo al pueblo, y soportó las miradas desafiantes de los vecinos y que la llamaran loca. Antes de morir tenía un objetivo, y es que le pidieran perdón.

El Txato - El empresario hecho a sí mismo. El eukaldun incomprendido. El que se ha tirado toda su vida trabajando en largas jornadas y que está contento de tener sus camiones en el pueblo y dando trabajo a vascos. El que un día empieza a ver pintadas en las paredes del pueblo y a recibir desprecios de los vecinos; incluido su amigo Joxian, que un día se aletarga con la bici cuando empieza a ver las pintadas dirigidas al Txato y que a partir de día siguiente dejará de tomar vino en el Pagoeta con él y de salir con la bici. El valiente, el que se hace el remolón cuando su hijo Xabier le pide que se lleve la empresa a otro sitio y se vayan del pueblo. El que lleva contados los ciento y pico días que lleva sin fumar y de lo que se siente orgulloso. El que cada día va de la casa a la cochera para dirigirse al trabajo, madrugador y contento.

Xabier - El hijo de Bittori y del Txato. El médico de la familia y el orgullo de los padres. El que cura a los demás pero no sabe "curarse" a sí mismo. El que no se perdona que su padre haya muerto y no se da permiso para ser feliz. El hombre serio, que tendrá alguna relación amorosa, pero que no es capaz de ser pleno. El que medio actúa tras la muerte del padre como hijo - padre y como hermano - padre. El que consejos vende - a su hermana Nerea - que para él no tiene.

Nerea - La hija del Txato. La que estudió en Zaragoza y no acudió al entierro del padre. La que a ojos de la madre y el hermano es una pasota pero que no quiere que en Zaragoza nadie sepa que ella es la hija de un empresario asesinado por ETA. La que es capaz de vivir a pesar de los tropiezos y decepciones que se va llevando. La que se casa con Quique, el guaperas macho alfa, con quien decide permanecer porque la buena vida le compensa el hecho de que él tenga orgasmos con otras. Entiendo que ella también tendrá orgasmos con otro. Nadie puede ser todo para otro y ella tiene 36 años.

Y muchos otros personajes que aparecen por el libro.

Hacía tiempo que no leía una novela tan memorable y valiente. Más que recomendable.



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