miércoles, 9 de diciembre de 2015

El mundo sigue de Fernando Fernán Gómez o sobre los infortunios de la virtud


Ayer emitieron en Tve 2, la película El mundo sigue, dirigida por Fernando Fernán Gómez y basada en la novela homónima de Juan Antonio de Zunzunegui. Se habla de esta película como la película maldita de Fernando Fernán Gómez, pues no vio la luz en salas comerciales, a excepción del cine Buenos Aires de Bilbao. Acabada en el año 1963, recientemente, se ha reestrenado en algunos cines del país, 52 años después de ser censurada por Franco. 

Enmarcada dentro de la corriente denominada neorrealismo italiano - pero en este caso, español - por centrarse más en los sentimientos de los personajes que en la composición de la trama. Esta corriente perseguía el objetivo de mostrar las condiciones sociales más auténticas y humanas y surgió en Italia en la primera mitad del siglo XX como reacción a la posguerra (Fte.: Wikipedia).


La película
Aunque alejada del tinte sexual que suele estar presente en los libros del Marqués del Sade, he incluido en el título ese texto porque la película me ha recordado al libro de Sade de "Justine o los infortunios de la virtud". ¿Las bajas pasiones que surgen por la represión, la sumisión, la renuncia y la moral estrecha o el buen corazón y la moral más amplia? El eterno conflicto que suele surgir en la mayoría de las personas cuando mente y voluntad no van alineadas; o cuando el cerebro reptiliano se opone al cerebro racional.

En la España de los 50, primeros 60, era casi algo incuestionable, que la mujer fuese "decente", que renunciase desde el principio a cualquier sueño propio a costa de poder tener algo de seguridad casándose con un hombre que le pudiera ofrecer algo de bienestar, saliendo del hambre y la pobreza que imperaba en aquella época. Eloísa y Luisita, son dos hermanas, que, básicamente, se odian; aunque yo diría que el odio que siente Eloísa hacia su hermana Luisita es mayor y más peligroso que al contrario. 

Eloísa ha renunciado y se ha casado con un señor, en el que quizá puso falsas esperanzas y al que ahora no le queda otro remedio que tragarse. Como muchos de los señores de la época, se ha dedicado a hacer su vida y a fabricar niños a diestro y siniestro - tienen 4 - aunque no tuvieran una economía solvente; y ya sé que muchos señores podrían ofenderse por responsabilizar unilateralmente al hombre de ser una fábrica de niños, pero me refiero a los señores de Def Con Dos :-) ; o como diría Roseta Forner, a los "caballeros de armadura oxidada". Eloísa fue en su juventud Miss Maravillas y ahora, venida  a menos, su vida es basura. Le gustaría ser más afortunada y en el fondo, siente envidia de su hermana Luisita, aunque ella reviste su discurso de superioridad moral y va de digna.

Luisita es menos trágica. Para mi, la hermana práctica. Trabaja en una tienda de complementos pero aspira a llevar una vida holgada aunque para ello tenga que pasar por un aborto y ejercer la prostitución (no marginal). Su familia reniega de ella inicialmente, pero parece que la cosa cambia cuando Luisita empieza a traer regalos al padre, a la madre y dinero para los sobrinos. Al contrario que Eloísa, Luisita no suele atacar, sino que reacciona a los ataques de Eloísa. Tiene buen corazón y simplemente, una moral más amplia. Ve las penurias de su entorno y se dedica a utilizar a los hombres en beneficio propio. No es una romántica. Aprovecha su apariencia física para sacar rendimiento económico y disfrutar de por ejemplo, la buena mesa. 

No me extraña que la película fuera censurada en la época; es más, seguro que hoy en día muchas personas aún se escandalizan con el comportamiento de Luisita o se solidarizan con "la pobre" de Eloísa. Sin embargo, ya lo dijo Fray Luis de Granada en su libro "Guía de pecadores", y Fernando Fernán Gómez incluye el texto en la película:

"Verás maltratados a los inocentes, perdonados los culpados, menospreciados los buenos, honrados y sublimados los malos; verás los pobres y humildes abatidos, y poder más en todos los negocios el favor que la virtud".

Lo escribe: Paz Hernández Pacheco

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