martes, 8 de febrero de 2022

El dolor de los demás de Miguel Ángel Hernández o sobre cuando la comprensión se obtiene en diferido

 


Acabo de terminar esta novela de Miguel Ángel Hernández. Lo primero que leo de este autor. Profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia. Tiene publicados diferentes ensayos y libros de cuentos. En Anagrama, ha publicado "Intento de escapada" y "El instante de peligro". 

La novela

La memoria es, dolorosamente, la única relación que podemos sostener con los muertos. En la antesala de esta novela, aparece esta frase de Susan Sontag que es el anticipo de lo que viene después. 

No revelo nada si comparto la idea básica en torno a la que gira la novela. Nicolás, un amigo íntimo de Miguel Ángel - el autor -, ha matado a Rosi, su hermana, y luego, se ha tirado por un barranco. 

Aunque comienza así: 
Han entrado en la casa de la Rosario, dice tu padre desde la habitación de al lado, han matado a la Rosi y se han llevado al Nicolás. Es lo primero que oyes. La voz que te despierta. La frase que ya nunca podrás olvidar. 

Curioso que empiece relatando en segunda persona del singular y es que, la novela se escribe en don niveles narrativos. En primera persona del singular, el autor habla desde el presente. Veinte años después de haber ocurrido el suceso. En segunda persona del singular, recoge hechos del pasado. Es el año 1995 y el crimen ocurre en el entorno de las huertas de Murcia. 

¿Quién es ese personaje que aparece en amarillo en la portada? Puede que represente al propio autor. Está en el lugar de los hechos pero no ve bien. No se puede comprender el acontecimiento con claridad cuando Nicolás, el autor de los hechos, es tu mejor amigo; puede que represente a Nicolás, al que en realidad, no conocemos a lo largo de la novela. Sí sabemos los roles que ejerció desde la perspectiva de los otros. Amigo, hermano, hijo pero no identificamos el por qué. Nicolás se escurre a lo largo de la novela.
 
¿Y qué tiene de original? Ocurren cada día miles de sucesos que podrían ser muy similares. Sin embargo, ¿cómo puede asumir una persona que su mejor amigo ha matado a su hermana? ¿cómo atreverse a publicar una novela que recoja este hecho real en la que el autor tiene un vínculo emocional y vital con las víctimas de esta tragedia? ¿qué sentimientos puede experimentar alguien que después de 20 años vuelve a indagar en un hecho que fue percibido con la neblina que irremediablemente se genera cuando los hechos trágicos repercuten directamente en tu interior? ¿cómo hacerle justicia literaria a todos los involucrados respetando su dolor? 

Diría que el autor lo consigue. Humano, demasiado humano.  

Lo escribe: PAZ HERNÁNDEZ PACHECO
pazhernandezpacheco@gmail.com 





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