miércoles, 13 de febrero de 2013

La felicidad conyugal: Masha y el síndrome de Madame Bovary

La felicidad conyugal, Tolstoi, literatura, Rusia
"Imagínese que había un caballero A, digamos viejo y muy vivido, y una dama B, jovencita, dichosa, ignorante aún de las personas y de la vida. Por distintas cuestiones familiares, él la quería como a una hija y nunca había tenido miedo de quererla de otra manera".

Si en una entrada anterior hacía referencia a La sonata a Kreutzer de Tolstói, escrita en 1889, después de Anna Karenina y Guerra y Paz, esta entrada va dedicada a una novela corta, anterior a Anna Karenina y Guerra y Paz, La felicidad conyugal, escrita en 1858, en la que por cierto, de nuevo se hace referencia a Beethoven, esta vez con la sonata Quasi Una Fantasia. La sonata a Kreutzer sería el reverso de la La felicidad conyugal.


 "̶ ¡Vaya, vaya! Tú sacrificas ̶  puso un acento especial en esa palabra ̶ y yo sacrifico. ¿Acaso puede haber algo mejor? Una lucha de generosidades. ¿No es eso la felicidad conyugal?"


La novela

Masha es una joven adolescente que no tiene padre y que pierde a su madre recién empezada la novela. Tiene una hermana más pequeña y una mujer que cuida de ellas, Katia. Serguéi es un joven ya maduro, que fue amigo del padre y que siempre tuvo relación con la familia. Retoma una relación con Masha, Sonia - la hermana menor - y Katia más frecuente, pues viene a solucionar las cuestiones relacionadas con la herencia. Masha y Serguéi comienzan a tener una relación más intensa, con la excusa de que Serguéi le cuenta a Masha anécdotas relacionadas con el padre de Masha y que ella desconocía. Tienen ciertos gustos en común, como la música y de repente, surge el amor, muy a pesar de Serguéi, para quien es importante la diferencia de edad; considera que  Masha es una brisa fresca que debe disfrutar de la vida, sientiendo Serguéi que él está de vuelta. No obstante, inician la relación y los presagios de Serguéi se irán cumpliendo.

Los protagonistas

Masha: es una mujer adolescente, perteneciente a la burguesía rural, que narra en primera persona, la historia de amor con Serguéi. Desde el principio se deja entrever que en ocasiones peca de cierta vanidad. Huérfana de padre y madre, vive con su hermana menor y Katia, una mujer que les cuida. Inicialmente no sabe soportar la soledad y no se decide a estudiar o a tocar el piano porque no encuentra una finalidad. Cuando Serguéi vuelve con más intensidad a la vida de la familia, y habla con Katia sobre Masha, y ésta le cuenta que Masha está triste y aburrida en la aldea, éste le dice:

"- No está bien no saber soportar la soledad - dijo -. Acaso usted...¿señorita?
- Señorita, naturalmente - respondí riendo.
- No, no sólo señorita, una mala señorita que sólo se siente viva cuando la admiran, pero en cuanto se queda sola, se marchita y nada le hace gracia; todo para presumir y nada para sí misma"

A medida que avanza la novela, ella se entusiasma, se enamora profundamente de Serguéi, está dispuesta a vivir "para él", lo admira, lo observa y vive su amor con total entrega y pasión. Llega un día en que la rutina en la aldea empieza a hacerle sentir mal. Comienza a notar que se le escapa la vida. Desea ir a San Petersburgo, a la ciudad, porque sabe que allí tendrá más vida social, más entretenimiento. Ya no le basta con vivir junto a Serguéi. 
Masha irá narrando todos los sentimientos que va viviendo y desmenuzando el paso del tiempo, mostrando nuevas perspectivas de Serguéi y teniendo pensamientos negativos contra él; la vida en San Petersburgo le encanta. Su llegada a los bailes es novedosa y a ella le gusta sentirse el centro de atención, como ya se intuía al inicio de la novela. La capacidad de Serguéi de permanecer inalterable, aparentemente equilibrado, feliz con la vida que lleva, harán aumentar los malos sentimientos en Masha, quien no puede entender cómo su marido es a sus ojos tan conformista. El ambiente se irá caldeando cuando el loco entusiasmo del que hablan inicialmente va desapareciendo.

Serguéi: es un joven maduro, que ya está en la treintena y siente que viene de vuelta. Inicialmente es tutor de Masha y viene a ayudar a la familia a solucionar las cuestiones de la herencia. Es comedido, trabajador y le gusta la vida tranquila en la aldea. Cuando intima algo más con Masha y comienza a experimentar sentimientos de amor hacia ella, sufre un conflicto pues sabe que ella, que es una adolescente, querrá vivir una vida activa, intensa, descubrir mundo y él siente que ya no tiene fuerzas para eso. No obstante, animado por Masha en un diálogo que mantienen ambos en clave - hablando del caballero A y la dama B - se decide a expresarle sus sentimientos. Inician su historia de amor y él sabe que ella le pedirá ir a la ciudad cuando avance la relación, sabe que cuando pase el tiempo ella no estará colmada y necesitará vivir "las tonterías" que se viven en la ciudad; por otra parte, sabe que esta idea no puede comentársela a ella, pues es una conclusión que él considera cada uno debe descubrir viviéndola. Sus premoniciones se cumplen. Se van a la ciudad y Masha se entusiasma con la vida en San Petersburgo. Surgen los celos, los silencios, la indiferencia, los malos modales y finalmente, ambos mantienen un diálogo en el que concluyen que el amor que sintieron ya no existe y parecen aceptar que el amor que les toca vivir ahora es diferente.

Algunas curiosidades

Tolstoi, la felicidad conyugal, literatura, Rusia

La felicidad conyugal fue escrita tres años antes de que Tolstói celebrara su boda con Sofía Andréyevna Bers. En la novela, la pareja protagonista la forman un hombre maduro y una mujer adolescente, lo mismo que le ocurrió al escritor en su vida real, ya que se llevaba una diferencia de edad similar con la que sería su mujer. Tolstói se casó en 1862, tenía 34 años y Sofía tenía 18 años.

Durante los 3 años en que mantuvo la relación de noviazgo con Sofía, escribe La felicidad conyugal, en donde anticipa lo que su imaginación le dice que ocurriría en su relación, el enamoramiento inicial, el auge, las posteriores dificultades y la decadencia. En psicología se habla de una idea llamada la profecía que se cumple a sí misma. Tolstói tal vez imaginó en esta novela una secuencia de su vida futura, la llevó a la ficción y puede que esta idea de la profecía hiciera que lo que ocurre en la novela se convirtiera luego en realidad en su vida. Elucubraciones.

La película La última estación, de Michael Hoffman refleja la vida de Tolstói y Sofía en su último período.

 

La felicidad conyugal es la primera obra de Tolstói que tiene como protagonista a una mujer.


  














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