sábado, 11 de enero de 2014

Relato 6 - Un psicópata en la cafetería

Eran las 3 de la tarde. Alicia comenzaba las tutorías de psicología por la UNED a las 4 y antes de ir a clase, se pidió un café en el Quintanilla; una cafetería que estaba situada justo enfrente de la sede de la UNED y a la que le encantaba ir porque adoraba esas baldosas hidráulicas que contenían mosaicos de colores. Las baldosas típicas del modernismo. Se sentía especialmente bien, en general, en lugares que contaban con este tipo de suelos.
Un café con leche, por favor -. Se sentó en una de las mesas de madera que había en el fondo del bar, de forma cuadrada y justo al lado del ventanal. Le gustaba la asociación de café, baldosas hidráulicas, libro y sol de invierno tras la ventana.
Se acercó un hombre alto y grande, que rondaba los 47 años y le preguntó - ¿Puedo sentarme aquí? - Refiriéndose a la misma mesa en la que estaba Alicia.
- Bueno, el bar no es mío. Yo estoy leyendo. Usted puede sentarse donde quiera, dijo con tono inseguro y amable. Alicia solía sentir una fuerza sobrenatural que le superaba en esas situaciones y que le impedía ser tajante con ciertos individuos que pecaban de falta de empatía.
El señor sólo fue capaz de permanecer en silencio alrededor de un minuto. Vio que Alicia estaba leyendo un libro de psicología y le preguntó.
-¿Te interesa la psicología?
- Sí, estoy estudiando la carrera.
- Vaya. Pues hoy en día cualquiera es psicólogo, es más, te diría, que cualquiera tiene una carrera. Sin embargo, tú le preguntas a uno de esos que se creen listillos por haber estudiado una carrera cuántos números hay y no conocen la respuesta. ¿Cuántos números hay?

Alicia se quedó pensando. No sabía muy bien qué hacer en ese momento. Si levantarse y salir corriendo, si responder sabiendo que el tipo seguiría entonces conversando, si permanecer en silencio, si decirle que no estaba para adivinanzas, si levantarse y decirle al camarero que le estaban molestando. Finalmente, respondió.
- Hay infinitos números.
- Pues no. Hay 10 números. Entre el 0 y el 10 hay 10 números. El 10 resulta de escribir 1 y 0 y así sucesivamente. Bueno, no voy a marearte ahora con estas cosas. Llevo una semana aquí. Vengo de Barcelona. Mi madre está enferma y he venido a cuidar de ella, le dijo.
Alicia pensó que a ella no le importaba la vida de aquel señor. Deseaba que se marchase. Ella no sabía cómo evitar seguir hablando con él, pues le intimidaba con ese cuerpo grande y esa mirada algo salvaje.
-¿Sabes qué me está pasando durante la semana que llevo aquí? Me estoy sintiendo mal. Intento hablar con la gente y la gente no te escucha. Vaya mundo más inhumano.
Alicia que estaba deseando largarse, pensó que después de las últimas frases que le había largado el tipo, si ella optaba por irse, el tío podría cabrearse y quién sabe por dónde le daría.
- Si te digo la verdad, también he dejado Barcelona porque mi mujer es una hija de puta. ¿Sabes lo que me ha pasado? Resulta que una de las tardes en que solía tener trabajo, me dijeron que podía tomarme la tarde libre, y al llegar a casa ¿sabes qué me encuentro? A la hija de puta de mi mujer tirándose a mi vecino guardia civil. Y ¿sabes lo que hice? Bajé corriendo a mi coche y saqué del maletero la escopeta, subí y le pegué un tiro al guardia civil. Que se joda el muy mamón.
Alicia empezó a ponerse roja de miedo. Miró el reloj, y sacó fuerzas de algún lugar y le dijo al tipo:
- Oye, tengo que irme. Tengo clases a las 4.
- Está bien. ¿Sueles venir a esta cafetería?
- Pues no mucho. Hoy es que me ha sobrado tiempo pero normalmente voy ajustada y no paro a tomar café.
- ¿Cuándo podría volver a verte?
- Pues no sé. Algún día de estos en esta cafetería – Y se marchó corriendo a clases.


3 comentarios:

  1. Vaya caña. Me gustaría haber mantenido más el suspense pero con el título ya vas predispuesto.

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  2. Sí, es verdad.El título es muy evidente. Lo tengo en cuenta.Thank you May

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  3. Sí, es verdad.El título es muy evidente. Lo tengo en cuenta.Thank you May

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