jueves, 20 de marzo de 2014

Después de tantos años: el desencanto continúa


Por fin el otro día, gracias a mi amigo Pablo, pude ver Después de tantos años de Ricardo Franco. Una película que se rodó 20 años después de El Desencanto.  Si el Desencanto era un retrato sin miramientos sobre los pensamientos de la familia Panero recién muerto el padre, Después de tantos años es un documento que muestra sin ningún tipo de filtro, la crueldad de la memoria.

De nuevo, los hermanos Panero reaparecen, esta vez, habiendo muerto ya la madre y estando vivos aún Michi Panero, que murió en el 2004, Juan Luis Panero, muerto en el 2013 y Leopoldo María Panero, muerto este mismo mes de marzo. Las edades de sus respectivas muertes, 52 años y en su casa de Astorga, 71 años y en Gerona y el mediano de la familia, Leopoldo, con 65 años y en Las Palmas de Gran Canaria, lugar donde pasó sus últimos años en otro de esos psiquiátricos donde al final, se internaba voluntariamente.

Michi 20 años después


Por empezar por alguno de los tres, voy a comenzar con el pequeño Michi, que por otra parte, es mi preferido, además de que parece ser el más sensible de los tres hermanos y que a priori se diría que tiene más sentido común; siempre considerando el contexto familiar en el que se han movido, que se caracteriza, entre otras cosas, por una tendencia familiar a la autodestrucción. 

Considerando esto, las reflexiones de Michi son cuanto menos fruto de unos años de evolución en los que su visión del mundo ha pasado de la algo ingenua visión que tenía en el Desencanto a la percepción de la más absoluta crueldad con la que se mueve el mundo. A veces ocurre que cuando uno comienza a observar el mundo de otra manera, se da cuenta, como dice él que, en realidad, esa repetida frase que aparecía en el Desencanto de "éramos tan felices" se debía a esa tendencia humana que existe hacia la idealización del pasado. Resulta que ahora Michi repite por activa y por pasiva que no eran tan felices. Tan consciente es del cambio que ha experimentado en la visión del mundo, que describe el Desencanto como si estuviera viendo Bambi 20 años después. Sus esquemas mentales han cambiado por completo. De repente, esa idea del padre poeta se ha transformado hacia otra idea del padre, al que ya no ve como el poeta - "Mi padre no estaba recitando poemas todo el día", dice -. Broncas en la casa y él debajo de la mesa con miedo, violencia del padre, despreocupación hacia él y su picadura de avispa y cataclismos.


Rencillas entre hermanos - "Nadie se quería hacer cargo de la historia de mi madre", dice Michi sobre su hermano Juan Luis. Felicidad enfermó y Michi se ocupó. El hermano Juan Luis, siempre desvinculado de la familia y Leopoldo en los psiquiátricos, casi orgulloso de "estar loco". Al menos, Michi confiesa que su madre no era una dramática; quién lo diría. 

Cualquiera que no haya sufrido la muerte de alguien cercano podría pensar que las descripciones que hace de las escenas de la muerte de su madre, algo así como automáticas, son espeluznantes, sin embargo, en mi opinión, simplemente las hace desde un punto de vista práctico y casi aséptico, porque ya está muy familiarizado con la muerte de personas cercanas. Su padre hace 20 años y muchos de sus amigos. Así que describe la incineración de su madre, la ausencia de emociones, las firmas, el pago a la funeraria y los típicos trámites que suelen realizarse en estas situaciones como si estuviera hablando de la agenda que tiene para mañana.

Otra reflexión que me parece interesante que hace Michi es la idea de que cuando te falta un padre y más cuando te faltan los dos, uno se da cuenta que "o te las arreglas tú o nada". El vacío que no llena nadie. 

Y por otra parte me pregunto, ¿hasta qué punto habrá influido esta familia en Nacho Vegas? Con su canción "el hombre que casi conoció a Michi Panero" refleja ideas muy relacionadas con la forma de vida de Michi. La decisión de no procrear por considerarlo insensato, el pensamiento de que fue bastante ya la vida en la tierra, etc. 

Juan Luis 20 años después



Viviendo en el más absoluto - o aparente - desapego familiar, Juan Luis se presenta como un tipo independiente, que vive su vida, y que siente más cariño por sus amigos poetas que por cualquier miembro de su familia con quien no tiene relación. Piensa que cada uno se las arregle como pueda y parece que se cansó de Leopoldo María Panero y sus ansias de protagonismo. No le visita nunca a los psiquiátricos ni tiene intención de hacerlo. Al final, todo el mundo tiene sus motivos y a veces se trata de, o los demás, o la propia supervivencia. 


Al igual que ocurría en la película del Desencanto, todos hacen alguna referencia a cómo vivieron la muerte de la madre. Si Michi hacía referencia a los trámites, Juan Luis hace referencia a que era un día de lluvia y en Bilbao. Cuando Michi hizo referencia a la muerte del padre en el Desencanto, hablaba de la escena de la avispa y ahora parece haberse vuelto más frío - ya digo, seguramente por la propia supervivencia -. Sin embargo, Juan Luis, que hacía referencia a sus mocasines rojos y la frase que le espetó una señora cuando el corría para buscar un médico el día que falleció su padre, vuelve a hacer referencia a la lluvia, al ambiente gris de Bilbao. Un dato curioso. ¿Será que es verdad eso de que somos preferentemente visuales, auditivos o kinestésicos? 

Juan Luis insiste en que Leopoldo ya no entra en su mundo - "porque sea mi hermano de sangre no significa nada", dice. "La ventaja es que puedo montar mi propio mundo y prescindir de todas las historias". Cualquiera puede ver la película y tender a hacer juicios y más juicios sobre Juan Luis; sin embargo, creo que uno sólo puede hacer juicios de si mismo y que a los demás se les puede juzgar por sus acciones y su carácter, y aunque podría opinarse sobre Juan Luis que es un egoísta, creo que esto es lo más fácil e inmediato que puede venir a la mente de cualquier persona. Faltaría imaginar lo que debe ser vivir con un tipo como Leopoldo, tan egocéntrico y a quien en el fondo, parece que le gusta estar loco; lo repite muchas veces en la pelicula. A propósito de esto, hay un momento en la película en que Juan Luis dice: "Hay cosas que me han herido pero no voy a ir llorando por las esquinas"

Leopoldo María 20 años después


El mediano de los hermanos, el poeta maldito, el de los Nueve Novísimos, aparece en la película en su habitación del psiquiátrico y paseando por los patios, repitiendo una y otra vez "soy loco". Visto desde el punto de vista de Michi Panero, quizá parezca normal que Michi repita tantas veces, tanto en el Desencanto como en esta película, que lo peor que se puede ser en esta vida es un coñazo; y es que Leopoldo María es un poeta con talento pero también debió ser un coñazo dentro de la familia. Dice Leopoldo que en 6 años que lleva en el psiquiátrico, sus hermanos podían haber ido a llevarle chocolatinas y casualmente, Michi, en otra de las secuencias, dice: "El señorito espera que le llevemos pastelitos, libritos...Mira chico, aclárate. Es un coñazo y muy sucio"

Leopoldo es el que se pone más trascendente en la película, victimizándose casi todo el tiempo con ideas como que "Nadie quiere a un loco. Te detestan hasta tus mejores amigos". Sobre lo que Michi opina, "Leopoldo siempre con sus frasecitas. Que me dejen en paz. Ya no hay más babysitters, Leopoldo". 

Cierto es que como dijo Tolstoi, todas las familias felices se parecen entre sí, las desgraciadas lo son cada una en su propia manera. Pues hete aquí un ejemplo de las segundas, aunque nadie les quita sus experiencias climácicas, que seguro que las han tenido.

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