domingo, 2 de marzo de 2014

Diario de un seductor de Kierkegaard: la estética como forma de vida


Kierkegaard se anticipa a su tiempo en que es capaz de elevar a la categoría filosófica la vida cotidiana. Al contrario que Hegel, para quien el individuo se realiza cuando trasciende su particularidad, Kierkegaard defiende la idea de que cada persona se realiza cuando refuerza su singularidad eligiendo de forma libre y responsable entre las alternativas que le ofrece la vida. En relación con esto, Kierkegaard escribió una obra denominada O lo uno o lo otro compuesta de una serie de ensayos donde reflexiona sobre dos estadios entre los que cualquier persona debería vivir, eligiendo uno u otro. La estética y la ética. Publicada en el año 1843 bajo el seudónimo de Víctor Eremita. Posteriormente, añadiría un estadio más que sería el estadio religioso. 

Las personas que se encuentran en el estado estético buscan el goce sensual y viven en la inmediatez del momento. No quieren compromisos y se rodean de belleza persiguiendo la obtención de placer. Aquellos que viven en el estadio ético son los que han conseguido interiorizar los valores universales y viven conforme a ellos. Dan valor al compromiso, a la responsabilidad y a diferencia que los estetas, se relacionan con otras personas haciendo que cada una de ellas sea un fin en sí mismo. El matrimonio, si es visto y vivido como una relación desinteresada de reconocimiento mutuo y proyección de futuro, será la relación ética por autonomasia. En el estadio religioso las personas se relacionan con Dios a través de la experiencia de la fe. Para los que viven instalados en este estadio, sólo ante Dios pueden adquirir una vida humana plena. 

Para Kierkegaard, pasar de un estadio a otro, no es transición intermedia, sino que es un cambio radical. Supone romper con la actitud de vida actual y pasar a algo nuevo y desconocido. Un salto al vacío. En su filosofia, lo que separa lo que uno es de lo que podría llegar a ser se llama angustia y no tiene por qué paralizar sino que se convierte en una opción para alcanzar la libertad pues sacude al hombre y le hace reflexionar sobre el sentido de su vida. A mayor angustia mayor perfeccionamiento en el camino hacia su autorrealización como individuo. El paso más complicado es el del estadio ético al religioso. El prototipo religioso de Kierkegaard es Abraham que aferrado a la fe - en lugar de a la razón - aceptó lo absurdo del mandato divino estando dispuesto a sacrificarse y aceptar la petición de Dios de que sacrificara a su hijo. El paso del estadio estético al ético, Kierkegaard lo considera más fácil pues supuestamente es donde convive la norma general y lo socialmente establecido. Aunque más de un siglo después, me pregunto si no se ha precipitado en incluir en el estadio ético a la relación de matrimonio; claro que él veía el matrimonio como una relación desinteresada de reconocimiento mutuo.


Diario de un seductor

Es el octavo ensayo de la parte estética de su obra O lo uno o lo otro. Su objeto de estudio son las relaciones amorosas y la seducción. El protagonista del ensayo es Juan, "el seductor", y la jovencita Cordelia. Juan pretende conquistar a Cordelia y cuando lo consigue, la abandona. No ocurre nada porque te haga este resumen pues en el argumento del libro no es donde está precisamente la originalidad, sino precisamente en la forma en la que está escrito, pues Kierkegaard consigue que una historia cotidiana de amor y desengaño se convierta en un tratado filosófico. Es como cuando en su libro In vino veritas, están reunidos varios hombres hablando del amor, y de entre todos ellos, es precisamente el que no tiene experiencias amorosas (vulgares), quien mejor y con más profundidad comprender el significado del verdadero amor.

Diario de un seductor en realidad tiene mucho de autobiografía pues Kierkegaard tuvo una experiencia similar con una joven, Regine Olsen, de quien se sintió atraído y a quien cortejó hasta conseguir. Más tarde, Kierkegaard, en su particular crisis existencial decidió hacer un cambio en su vida y rompió con Regine. La ruptura supuso un gran escándalo en Copenhague debido a que el padre de Regine ocupaba una alta posición y causó mucho dolor en la joven quien rogó a Sören que volviera con ella. Kierkegaard la amaba profundamente pero sentía que ni el matrimonio podría satisfacer sus aspiraciones vitales ni él sería capaz de hacer feliz a la joven. Sacrificó su amor a Regine, como Abraham hizo con Isaac, con el objetivo de poder cumplir con el mandato que él creía haber recibido. Puesto que la joven Regine insistía tanto en volver, Kierkegaard incluso tuvo que hacerse pasar por alguien despreciable para que ella acabara por aborrecerle. Así, en el Diario de un seductor, Kierkegaard consigue crear un auténtico manual de cinismo que mostraba la imagen que precisamente él quería proyectar, la de un libertino sin arreglo; aunque la procesión fuera por dentro.

En Diario de un seductor, Juan cuenta toda la estrategia que sigue para conseguir llegar a la joven Cordelia y seducirla. Todo está premeditado. Desde la forma en que empieza a entablar diálogo con ella, pasando por recomendaciones y consejos amorosos a un pretendiente que tenía Cordelia sobre cómo éste podía conquistarla, hasta cartas llenas de sentimiento y encuentro llenos de más frialdad para poder mantener el "enganche" de Cordelia. Un auténtico arte de la seducción para su época, regado de lo que hoy en día se clasificaría dentro de la misoginia, pero que hay que abordar dentro su contexto, su época y su experiencia vital. 

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