domingo, 1 de febrero de 2015

Las partículas elementales de Houellebecq o sobre cuando no hay futuro


Éste era el último libro de Houellebecq de los que tenía en mi biblioteca y no había leído. Después del mapa y el territorio y Lanzarote, tenía pendiente leerlo, pues además era un regalo de mi amigo Rafowsky. De este autor, además de los mencionados, en su día leí Plataforma y Ampliación del campo de batalla y cuando pensaba que ya no podía sorprenderme, lo ha vuelto a hacer. Aunque no tengo un recuerdo muy detallado de Plataforma y de Ampliación del campo de batalla, creo que las Partículas Elementales es de todos, el que más me ha impresionado. Devastador.


La novela
Bruno y Michel son dos hermanastros que se han enfrentado a la vida de una manera muy distinta. Bruno es un vividor, con una vida sexual muy activa, que suele visitar un lugar llamado el Espacio Libre; me da la impresión que Houellebecq se aprovecha de este lugar para ironizar y meter el dedo en la llaga en esa sociedad que en el 68 fue hippie y ahora ha tendido hacia lo New Age. Talleres de yoga, pintura, meditación, tantra, comida ecológica, naturalismo, orgías, etc. son algunas de las experiencias que pueden disfrutarse en el Espacio Libre. Un lugar, que además de contar con adolescentes en buen estado físico, está plagado de cuarentones que vivieron el mayo del 68 y acuden a él en busca de sexo con cierta regularidad. En ese lugar, Bruno conocerá a Christiane, una mujer que también es asidua al sitio desde hace años y con la que vivirá una relación de pareja abierta, alejada de cualquier atisbo de amor, pero alimentada de una amistad reconfortante a esa edad. Con ella, participará en orgías y vivirá un tiempo. 

Michel es un investigador especializado en biología molecular, que al contrario de su hermanastro Bruno, ha pasado por la vida de puntillas y se centra fundamentalmente en su carrera profesional. Annabelle, una chica guapa y muy rubia, estuvo enamorada de él desde la adolescencia, pero Michel siempre fue a lo suyo y ni se percató de las señales. Pasan más de 20 años, ambos entrados en la cuarentena también, cuando se produce un reencuentro. Uno de esos reencuentros en los que por fin, la afectada, decide contarle explícitamente a Michel lo que sintió por él y le invita a curar su espinita. Al igual que Bruno y Christiane, Michel y Annabelle inician una relación. En este caso, Annabelle sí siente amor hacia Michel mientras que a él, la relación, le sirve para saber cómo funciona el amor. 

Lo que diferencia a esta novela de otras es precisamente el tono de la misma. El espectáculo decadente que nos muestra, la carga de nihilismo, de desesperanza ante el futuro, del funcionamiento de las pasiones, de la finitud de las relaciones, de las diferentes consecuencias en el envejecimiento de ellas - empeñadas en no aceptar la decadencia de su cuerpo - y de ellos, etc.

En la novela aparecen el Charlie Hebdo, fundado en 1970, y conversaciones sobre otros autores como Huxley, Comte, Sartre, Nietzsche, Shakespeare, etc. 

Si actualmente estás suceptible, mejor no la leas.

Por cierto, que no lo sabía y existe una adaptación al cine de esta novela de Houellebecq. Comparto una escena



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