Se montaron en el coche,
de vuelta de un día campestre.
Eran cuatro.
Dos jóvenes egresados universitarios,
el señor de pelo cano, L
y ella.
¿Tú qué has estudiado, L?
Preguntan los jóvenes.
Ella, inmóvil,
con una mezcla de sopor y risa interior,
conducía mientras.
La estereotipia.
Sabía la respuesta que iba a dar L.
Nada.
Y el silencio.
¿Cambiaría algo en L si acaso hubiera estudiado alguna de esas carreras universitarias que se reparten como las rosquillas en la plaza de cualquier pueblo en invierno ?
L es mucho más que todo eso.
Paz Hernández
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