De vez en cuando,
recorren juntos la ciudad.
Por la tarde,
van a una tienda de vestidos estampados,
blancos, amarillos, fucsias y celestes,
con trenes, flores y margaritas.
La niña se prueba y se asoma.
Aguarda EL MOMENTO.
Los ojos verdes del padre se guiñan,
su palma de la mano en vertical,
el círculo descrito con el pulgar y el índice,
mientras los demás dedos permanecen levantados.
La niña,pletórica.
El padre, quiere detener el tiempo, pero no.
El lunes, de nuevo a la oficina.
Paz Hernández
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